La noche sombría silba
con sus labios enrojecidos
y desparrama los recuerdos
que perfuman el aire.
Las imágenes se deslizan
por un sendero hasta la luna
y proyectan sus reflejos
sobre las lágrimas de una fuente.
Las horas nocturnas solitarias
se adormecen con las caricias
de la fría oscuridad
y sueñan en silencio.
El rocío despierta las plantas
con sus largos besos
y los jardines suspiran
en la inmensa soledad.
El brillo de la luna
ilumina los amores perdidos
y un torbellino de emociones
sacude los nostálgicos corazones.
©María Griselda García Cuerva
Dolores-Argerntina
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1 comentario:
Querida Griselda...
Siento en tu poema que eres ese torbellino de emociones brillando a la luz de la luna...
Felicitaciones
Anamá
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